domingo, 26 de agosto de 2012

el pasado 24 de Agosto

El viernes pasado fui a la Biblio a una lectura sobre Jorge Luis Borges, no le he leído nunca en la vida, pero dada la admiración de mi marido, por sus largas charlas, le conozco ya someramente. La lectura era dividida en 4 espacios, entre espacio y espacio participó un dueto musical con diversas melodías.

Mientras la lectura avanzaba, la melancolía me hizo presa, pues el contexto era de un Borges incansable en la lucha de sus ideas, un total idealista... más canciones de los Beatles, mismas que yo misma solía cantar con mi padre en mi adolescencia.

Fue entonces cuando comencé a hacer conexiones, mi marido tan idealista como mi Padre, pero ideas totalmente desde bandos distintos. Mi padre amante de la física y las matemáticas y, mi marido amante de las letras. Mi padre jamás tuvo intenciones de trascender, era más bien introvertido y modesto con sus alcances. Mi marido, lo contrario, busca escribir y ser leído para ayudar al otro con las percepciones de la vida.

Me sentí muy orgullosa de León, de mi padre, porque cada uno a su modo me han hecho lo que soy ahora, un cúmulo de felicidades y tristezas. Dejé brotar un par de lágrimas y continué disfrutando la charla de mi marido. Estuvo completa, digna, emotiva e interesante. Más la debieron disfrutar, sin duda.

Después, fuimos a casa de mi madre, donde festejábamos el cumpleaños treinta y algo de mi hermano mayor. Entre risas degustamos un platillo que sólo mi madre cocina delicioso... pastel y bromas, charlas y fotos...

Fue un viernes casi perfecto, casi porque nada es perfecto.


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